Bosques que ya no se queman, bombas que no explotan, microchips de silicona, químicos desalmados, pollos radiactivos, kilovatios por hora, líquidos densos que flotan … Estas son algunas de las consecuencias que tiene hacer un mal uso del lenguaje cuando nos referimos a ciertos conceptos científicos que tienen un significado preciso. Algunos de estos errores, orales y escritos, abundan cada vez más tanto en los medios de comunicación como en nuestra vida cotidiana. Aquí van algunos de ellos.
1.- Lo que antes se quemaba sin más, ahora “se calcina”
Esto tenemos que oírlo o leerlo hasta la saciedad en las noticias. Bosques, animales, automóviles, casas … ¿Es que ya no se queman las cosas como ha sucedido toda la vida que, por lo que se ve, ahora todas se calcinan?
Calcinar, quemar, arder, tostar, combustionar, carbonizar. Son verbos diferentes para expresar distintas situaciones relacionadas con los efectos del calor del fuego. El Diccionario de la Lengua Española de la R.A.E. define claramente estas diferencias, indica cómo debe usarse cada término, y a éste me remito.
Por lo que se ve en la foto de la noticia, el fuego ha quemado la casa, cuya
materia combustible ha ardido en su mayor parte dejando algunas vigas
carbonizadas, pero no se ha calcinado nada salvo parte de la escayola
o la cal de las paredes.
El monte se quema. Los árboles y todo el material combustible que puebla el monte arden, pero no se calcinan; mientras que la tierra y algunas de las rocas del suelo se pueden calcinar pero no arden. El resultado de un monte quemado normalmente son los restos carbonizados de los árboles y matorrales que han ardido por la combustión de su materia orgánica, la tierra calcinada por las altas temperaturas que ha tenido que soportar, y la materia combustible tostada que no ha llegado a arder.
En un plano más técnico, en relación con el uso de estos términos aplicados a la química, podíamos decir por ejemplo, que la pirita (FeS) se puede tostar (transformar por el calor sin llegar a arder) cuando se calienta, desprendiendo el gas SO2. El CaCO3 de las rocas calizas se puede calcinar obteniéndose cal CaO ( en general los óxidos metálicos se pueden obtener calcinando al aire sus carbonatos o hidróxidos). El alcohol arde, (realiza su combustión al ser quemado desprendiendo luz, calor y vapores de agua y dióxido de carbono). Al calentarlos al aire o someterlos a ácidos fuertes, Los azúcares pueden tostarse hasta carbonizarse (pasando de caramelo a carbón si su combustión no es completa), o llegar a arder, quemándose completamente sin dejar más rastro que los gases H2O y CO2 .
2.- El mercurio ya no sube ni baja
Una noticia más en la prensa. ¿Pero acaso hay alguien que haya visto subir al mercurio recientemente?
Pues no, el mercurio no va a subir a ningún lado, porque hace tiempo que los termómetros no lo utilizan. Esta es una expresión repetida con frecuencia por los periodistas al informar del tiempo meteorológico, que actualmente ya no tiene sentido.
Por la toxicidad de sus vapores, en el año 2009 la Unión Europea prohibió la fabricación y la comercialización de termómetros de mercurio. Una medida similar fue tomada en muchos otros países. La OMS instó a la eliminación de este metal líquido tóxico y volátil en cualquier aparato de uso doméstico, aunque en nuestras casas y laboratorios todavía queden algunos.
Mejor será decir que la temperatura, y no el mercurio, subirá mañana hasta los 38 grados.
3.- El carbón, la silicona o el sulfuro no son elementos químicos
Carbono, silicio y azufre en una
tabla periódica en inglés.Hasta aquí todo correcto. |
Cuando se traduzca un texto de una lengua a otra, debemos ser cuidadosos con los nombres de las sustancias químicas. Todos y cada uno de los elementos de la tabla periódica, aunque tienen un símbolo universal, como por ejemplo S para el azufre, tienen su propio nombre en cada idioma, ya sea en inglés (sulfur), castellano (azufre), gallego (xofre) o chino mandarín (Líu, 硫). Así deberemos referirnos a ellos cuando hablemos en una determinada lengua.
4.- “Químicos” con mucho peligro
Cada vez se utiliza con más frecuencia el término “químico” empleado como sustantivo para referirse a una sustancia química o a un producto químico, que sería la forma correcta de decirlo. Más concretamente se habla de “químicos” cuando se refiere a sustancias químicas sintéticas y, en particular, si son potencialmente nocivas para la salud, generalmente en contextos con connotaciones negativas.
Hay que ver qué malos somos los
químicos, que nos escondemos en los juguetes para asustar a los pobres
niños.
Esto es un error que viene, como antes, de las malas traducciones de los manuales en inglés. Éstos a menudo utilizan correctamente en su idioma el término chemicals como sustantivo para referirse abreviadamente a chemical products o chemical compounds (productos o sustancias químicas). En castellano el único uso de químico como sustantivo siempre se ha referido al profesional que practica la Química, y así sigue siendo tal como dicta el diccionario de la R.A.E.
En serio, los químicos no son tan nocivos como dicen. Por lo general somos buena gente.
5.- Explosiones y deflagraciones
Deflagración no es sinónimo de explosión. La confusión de estos términos es otra mala costumbre cada vez más frecuente en los profesionales de la información. Ni el estallido de un explosivo produce una deflagración ni una deflagración que libere la misma cantidad de energía puede producir daños a tanta distancia.
Para ser una deflagración, como calificaron este trágico suceso en muchos medios, esta explosión equivalente a la detonación de una bomba de una tonelada, ya hizo daño de veras y su onda expansiva llegó bien lejos.
Una explosión, supone una liberación brusca de energía térmica y materia gaseosa que produce una elevación de la temperatura y la presión local muy elevada y, por tanto, una dilatación expansiva. Esa dilatación expansiva es la causa de una onda expansiva en los alrededores donde se produce la explosión.
Si la propagación de esta onda expansiva por el aire se produce con llama y a una velocidad inferior a la del sonido, se denomina deflagración. Por el contrario, si la onda expansiva es supersónica origina una onda de choque que hace que los efectos de la explosión sean más intensos y de mayor alcance. Esto sería ya una explosión propiamente dicha o una detonación.
Por ejemplo, la explosión de un cartucho de dinamita produce una detonación, mientras que la combustión en espacio abierto de un montón de pólvora o una lata de gasolina producen una deflagración.
Así pues, cuando ocurre la detonación de un explosivo se puede hablar de explosión o si se quiere usar otro sinónimo, de estallido; pero de ninguna manera de deflagración.
6.- Las unidades no deben expresarse con cualquier abreviatura
Las unidades de cualquier magnitud tienen símbolos únicos. Así deben de expresarse y no con abreviaturas arbitrarias.
Por ejemplo, para expresar numéricamente en cualquier contexto “veinticuatro kilogramos” solo hay una forma correcta de hacerlo: 24 kg , a pesar de que no sea infrecuente encontrarnos con todo tipo de abreviaturas como Kg , kgrs. , KGRS., kg. , KG , etc.
Toda unidad de cualquier magnitud tiene un símbolo (la del kilogramo es kg). Este símbolo es único, adoptado y aceptado internacionalmente, y no es una abreviatura del idioma empleado, por lo que no admite variantes como poner más letras, cambiar minúsculas por mayúsculas, poner un punto al final o añadir una s en plural. Es lo mismo que pasa con los símbolos de los elementos químicos, el carbono es C y no c , C. , ó car . El motivo de esto es evitar ambigüedades en la representación de una cantidad de cualquier magnitud y que ésta sea reconocible en cualquier parte del mundo. Tal vez en la vida cotidiana no se usen muchas magnitudes y unidades, pero en el ámbito científico-tecnológico la diversidad es enorme.
Recordemos la única forma correcta de expresar algunas de las más frecuentes: gramo (g), metro (m), kilómetro por hora (km/h), segundo (s), hora (h), vatio (W), kelvin (K), julio (J). Por regla general, las unidades que derivan de un nombre propio se simbolizan con mayúscula.
Esto no atañe solamente a textos científicos y técnicos sino también al ámbito comercial, legal, publicitario o a cualquier otro contexto escrito. No es una cuestión de estilo, sino más bien legal y ortográfica. Escribir “100 mts.” en vez de 100 m es como escribir “habeces” en vez de ”a veces”, se te entiende, sí, pero está mal y hace daño a la vista.
Más ejemplos. En rigor, “24 Kgs” no son 24 kilogramos, sino 24 kelvin.gramo.segundo, aunque nadie sepa a qué magnitud responda esa unidad. En una etiqueta de la sección de carnicería de un supermercado ponía literalmente “Pechugas de pollo fileteadas. 550 GR”. Aunque todos entendamos lo que quiere decir, lo cierto es que GR sería el símbolo de gigaröntgen o mil millones de röntgen, unidad de medida de la exposición a radiaciones ionizantes; la tremenda radiactividad que emanaría del pollo nos mataría en cuestión de segundos. A lo mejor era un pollo de Chernobil.
Así, sin punto final ni mayúscula inicial ni en plural. Son símbolos, no abreviaturas. |
7.- kilovatios hora
Este es un caso especial de unidad de medida que por su frecuente aparición en los medios de comunicación y en su empleo cotidiano merece la pena tratar a parte pues con muchísima frecuencia se escribe y se emplea su símbolo de manera incorrecta.
Antes de nada, el nombre correcto en castellano es kilovatio hora (kilovatios hora en plural), y su símbolo único y en cualquier idioma es kWh
Se trata de una unidad de energía o trabajo, no de potencia como confunden algunos. Es la energía que consume o produce al cabo de una hora un aparato que trabaje a un kilovatio de potencia, es decir, al ritmo de un julio de energía por segundo. Viene a ser la energía eléctrica que consume o la energía térmica que aporta un calefactor de baño funcionando durante media hora. Últimamente se habla mucho del megavatio hora (MWh) que equivale a mil kilovatios hora.
Todo esto que sigue y que solemos encontrarnos frecuentemente en los medios está mal: “kwh , KWH , KWh , Kilowatios por hora , kW/h , Kw/h”
Las tres primeras no atinan con lo que va en mayúscula y en minúscula. Los prefijos kilo, mega y giga son respectivamente k, M, G; vatio es W, y hora h; y las tres últimas ya no tienen perdón ya que expresan el tiempo dividiendo a la potencia en vez de multiplicándola, que es como se obtiene el trabajo o la energía. Si hay que pagar un dineral por la factura de la luz, exijamos por lo menos que la escriban correctamente.
8.- ¿Diluir o disolver?
Pues dependerá de qué es lo que queramos decir, ya que son dos conceptos distintos. No son sinónimos.
Disolver es la acción de dispersar una sustancia soluble en el seno de un disolvente hasta formar una mezcla homogénea que denominamos disolución, mientras que diluir una sustancia disuelta es disminuir su concentración añadiendo más disolvente. Si añado un puñado de sal en una jarra con un cuarto de agua y agito hasta que sólo se vea líquido, estoy disolviendo sal. Si después añado más agua hasta dejar llena la jarra, estoy diluyendo la sal que tenía disuelta. La disolución inicial se dice que está concentrada, y la final, diluida.
Por cierto, aunque lo más común es emplear los términos disolución y disolvente, también solución y solvente están reconocidos por la R.A.E.
9.- Densidad y viscosidad
A menudo suelen confundirse estas dos palabras que, sin embargo, se refieren a propiedades físicas muy distintas de los materiales. Es muy común cometer el error de decir que un líquido “es denso”, cuando en realidad lo que queremos decir es que es viscoso, es decir, espeso, que fluye con dificultad.
La densidad de un material es la masa que contiene por unidad de volumen. Su unidad SI es kg/m3 . La densidad a idea de lo concentrada que está su masa, y cuando un material es muy denso se nota fácilmente porque un trozo pequeño parece que pesa mucho. Por ejemplo, el hierro es muy denso, mientras que el corcho es muy poco denso, o lo que es lo mismo, es muy ligero.
Por otra parte, la viscosidad es una propiedad de los gases, líquidos o sólidos muy plásticos, relacionada con la dificultad de fluir sobre una superficie o un tubo, o de impedir que un cuerpo pase a través de él. Lu unidad SI de viscosidad dinámica es el pascal segundo (Pa.s). Por ejemplo, el agua es muy poco viscosa (muy fluida), mientras que la salsa mayonesa es muy viscosa (es espesa y fluye con mucha dificultad)
Que una sustancia sea viscosa no implica para nada que tenga que ser densa. El aceite frío es poco denso, de hecho flota sobre el agua, y sin embargo es muy viscoso, le cuesta fluir y deslizarse por las paredes del recipiente. Otro ejemplo es el asfalto, que es poco denso, más o menos tiene la densidad del agua, pero es tan viscoso que prácticamente no fluye a temperatura ambiente, es casi un sólido. Por el contrario, el mercurio es un líquido igual de viscoso que el agua pero casi catorce veces más denso (fluye igual pero es mucho más pesado).
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